Silvia Ciconni





Un crimen que tiñó de misterio y escepticismo a la población de la ciudad de Mar del Plata.




Silvia Angélica Cicconi tenía 17 años y era hija única. Estaba en quinto año, comercial, en la escuela Santa Cecilia de Mar del Plata. Su responsabilidad y madurez ante la vida la mostraban como una joven mayor. Sus padres eran los dueños del restaurante Nueva Italia, Mar del Plata, y vivían en la casa de al lado del local, sobre la avenida Luro 5154, cerca de la estación del ferrocarril. También trabajaba como adicionista. Su pareja era Pablo Mazzei, ocho años mayor que ella. Pablo era un cliente frecuente de Nueva Italia, a pesar de la diferencia de edad, él y Silvia supieron congeniar. La pareja prometía estabilidad y por eso, el padre de Silvia, Rubén Cicconi decidió darle una mano a su futuro yerno en la apertura del café “Medieval”, ubicado en Salta y Moreno, también de Mar del Plata, distante a unas 20 cuadras del restaurante de la familia. Así es que Silvia, repartía sus horas entre el estudio, y ocuparse de algunas cosas en ambos negocios.


Silvia junto a sus padres Rubén Dante Cicconi y Adela Costantini


El miércoles 26 por la tarde, Silvita se encontró con su novio y juntos fueron al café. Pablo atendía el negocio mientras ella realizaba la tarea de Inglés. Horas después tenía que partir a sus clases particulares de idioma. Esa fue la última vez que los jóvenes compartieron tiempo como pareja.

A las 20, Silvia salió del “Medieval”, ubicado en Salta entre Moreno y Bolívar. En la esquina tomó un taxi camino al instituto. Mazzei la miró partir y volvió a su trabajo. Terminó su clase alrededor de las 21.15 y se dirigió al restaurante.
En el frente de la vivienda familiar estaba “Nueva Italia”. Allí, aquella noche, Rubén Cicconi y su esposa Adela Constantini compartían la cena con amigos. Entre ellos estaba Pablo y su hermana. También amigas de la chica. Festejaban un cumpleaños. Silvia llegó cerca de las 22. Se sentó a la mesa unos minutos, pidió dos empanadas y se disculpó por no poder quedarse compartiendo la cena.
-Perdón, pero tengo que madrugar para ir al colegio- dijo excusándose. Saludó a todos y atravesó el salón para dirigirse a su casa por la entrada que, patio de por medio, comunicaba el comercio con la vivienda. Su padre contará después, que Silvia quería ver a “Minguito”, que compartía la mesa de “Polémica en el bar” con Jorge Porcel y otros cómicos del momento. El programa se emitía los miércoles por Canal 8, de Mar del Plata.



Una de las últimas imágenes de Silvia antes del hecho

También, a la hora en que Silvia decidió irse, por Canal 10, dentro del horario de protección al menor, se emitía un nuevo capítulo de la serie estadounidense “Sheriff Lobo”. En el restaurante, los Cicconi seguían festejando. Por esos días, el presidente de facto Roberto Eduardo Viola diagramaba la continuidad de la dictadura, con la intención de que las urnas siguieran guardadas.

El Dia

Durante la madrugada del 27 de agosto de 1981 llovía y hacía frío. Los Cicconi decidieron salir y dejar a Silvia durmiendo.

Los festejos en el “Nueva Italia” se habían extendido bastante. Cerca de la media noche, Rubén Cicconi fue a la cocina del restaurante y juntó comida para los empleados del “Medieval”. Todas las noches llevaba las viandas para que cenara el personal. Adela y los demás decidieron quedarse festejando con la promesa de ir más tarde. Una hora después, Adela cerró las puertas y se dirigió a su casa a buscar un abrigo. El tapado estaba en el placard de la habitación de Silvia. Allí fue y encontró a su hija durmiendo profundamente. La mujer tomó el abrigo y después de chequear que todo estuviera cerrado se fue con los invitados a seguir con el brindis. Según Rubén Cicconi, Adela llegó al bar a la 1:30hs.

Rubén destapó un champagne cuando llegaron los invitados. Había que brindar. La inauguración reciente del bar en sociedad con su futuro yerno y el cumpleaños de una de las invitadas lo ameritaba. Pero, Adela estaba muy cansada y quería volver.

A eso de las 2.30, la mujer se le acercó y le dijo:

-Negro, ¿por qué no me llevás a casa?

Rubén le pidió a Mazzei y a su hermana que lo acompañaran a llevar a Adela. La intención de Cicconi era dejar a su mujer y volver al “Medieval” para seguir la noche.
Mientras Adela bajaba del auto y abría la puerta de la casa, Rubén, Pablo Mazzei y su hermana aguardan que la mujer cerrara todo para irse. Pero los alaridos desesperados eran la prueba de que los festejos terminaban, para dar paso a la tragedia.


El crimen


Lo que sucedió, entre la 01:30hs y las 03:00hs, aún hoy, continua siendo un misterio, quizás por la mala investigación.

En la vivienda, no hubo ninguna entrada forzada, ni signos de violencia para acceder. La puerta de calle cerrada con doble vuelta de llave, como la habían dejado.
Silvia seguía sobre su cama, pero estaba muerta: Le habían dado 32 puñaladas con una cuchilla -tres de ellas, estocadas certeras en el corazón- la habían degollado. La cabeza estaba casi separada de su cuerpo, y tenía las manos atadas con una media de nailon.
Adela Constantini de Cicconi gritó horrorizada. Su marido corrió para ver qué sucedía, solo para encontrarse con la horrpilante escena. Su madre, en un intento en vano,  extrajo una cuchilla aún clavada en el pecho de la joven y trataba de reanimarla.


Los hechos


Los resultados de la autopsia fueron contundentes:

*32 puñaladas realizadas por un cuchillo de grandes dimensiones, efectuadas de arriba hacia abajo, por una mano diestra.
*Fuerza brutal del asesino quedó demostrada en las perforaciones simétricas a las heridas que quedaron marcadas en frazadas, sábanas y colchón de la cama de Silvia.
*También la autopsia confirmó lo más aberrante: Silvia había sido violada, mientras permanecía amordazada con un trapo que no pertenecía a la casa, y con sus manos amarradas en la espalda con un par de medias can-can.
*El cuerpo de la chica fue entrado atravesado casi de forma perpendicular al colchón y sus pies rozaban el suelo.
*Cuando Adela la encontró, Silvia estaba en ropa interior y aún tenía el puñal clavado en su pecho.
*Bajo las uñas de la víctima se hallaron restos de piel de su agresor y marcas en sus brazos; todas señales de que Silvia intentó defenderse antes de ser sometida.
*Un moretón en el rostro permitió inferir que el agresor necesitó noquearla para someterla.
*La habitacion, se encontraba parcialmente revuelta y habia objetos de valor y dinero, que no fueron tocados.
*El homicida, reviso todos los libros de Silvia, lo que dejaba claro es que buscaba algun papel, con algo escrito, nadie, tomo huellas para compararlas con quienes despues, habian sido imputados.



La investigación


Solamente una ventana, se encontraba rota, desde adentro hacia afuera, lo que podria señalar de que el asesino, ingresó a la vivienda horas antes y se mantuvo escondido, hasta quedar solo en la casa, con Silvia durmiendo, la duda es, si sabia que se quedaria sola, porque habiendo gente en la casa es imposible que se pueda animar a semejante faena criminal. El asesino rompió el vidrio de la pequeña ventana de la cocinita ubicada en el fondo de la vivienda, (a poco del cuarto de Silvia) salió por ahí y se dio a la fuga por los techos.
Rubén Cicconi reconoció de inmediato el arma homicida: era un cuchillo, de 22 centímetros de hoja, que se utilizaba frecuentemente en la cocina de su restaurante. Indudablemente el asesino recorrió las instalaciones y eligió del cajón de cubiertos de “Nueva Italia” el arma propicia para ultimar a Silvia.

En el interior de la propiedad y la vereda, hacia una de las esquinas de la casa, habia un goteo de sangre, como tambien, una impresion de una mano en el toldo de un negocio vecino. Si bien no era momentos como para cotejos de ADN, para asegurar quien podria ser el propietario de esa sangre, si se podria haber comprobado, grupos sanguineos y algun otro test. Sin embargo, la investigacion se llamaba desorientada.

Dia tras dia se barajaron varias hipotesis, entre los cuales se llegó a culpar a la propia familia de Silvia y a su novio. Durante la investigación declararon más de 100 testigos, y un diario marplatense tituló una vez: "El síndrome Sofovich en el caso Cicconi", porque muchos declararon que la noche del crimen estuvieron en sus casas mirando Polémica en el Bar, el programa que entonces dirigía el animador.
Se habló de la participación de un menor de edad, cosa logica teniendo en cuenta el tamaño de la ventana utilizada para darse a la fuga. Se dijo, tambien, que un taxista había identificado a los asesinos la misma noche del crimen, versión desmentida en poco tiempo. La posibilidad de que una mujer fuera parte del crimen, fue otro de los supuestos.


Ruben Cicconi dio su versión de los hechos. Para él, la muerte de Silvia fue un robo: “La torturaron para que dijera dónde estaba el dinero

Pablo Mazzei, también dio su versión del móvil: “Presumo que (el asesino) es un joven que la solía cortejar y que en algún momento llegó a amenazarla para que saliera con él”, disparó ante los medios.

Pero las hipótesis se desvanecían en el aire ante la falta de resultados concretos en la investigación. La presión por esclarecer el caso llevó al entonces jefe de la Policía Bonaerense -un militar de apellido Guerrero- a decir que estaba en juego "el honor de la institución" para encontrar al culpable



El detenido




El 19 de Febrero de 1981,  un vagabundo había sido detenido y exhibido públicamente como el asesino de Silvia. Fernando Saturnino Pérez era conocido como "el Pacha", de 49 años, oriundo de San Juan, dedicado a las changas y sin domicilio fijo. Como dato curioso: Se detuvo antes a un ex boxeador que quedó libre enseguida porque se probó que durante la noche del crimen había estado preso en la misma comisaría marplatense donde después quisieron culparlo.
"El Pacha" solía parar en la estación ferroviaria, justo frente a la casa de los Cicconi. Allí, aguardaba la oportunidad de arriar alguna valija y, así, hacerse de propinas, que pronto las cambiaba por vino. Su afección al alcohol era conocida entre todos los que, como él, caminaban a la calle sin rumbo fijo.

Fue llevado a la comisaría 4º, la misma que, por entonces alojaba detenidos desaparecidos por razones políticas y que despues, fue considerado como centro clandestino de detencion. Hubo dos detenidos mas (Rivero y Domínguez), a uno, no se lo localizó, y el otro, la noche del crimen, se encontraba detenido, asi era la investigacion.
La causa estaba a cargo del juez Bernardo Rene Fissore

“El Pacha” Pérez confesaba ser el asesino. De nada servirán sus reiteradas desmentidas y versiones. La Justicia nunca le creyó.


Un culpable no culpable


Su detención se hizo confusa cuando se supo que en el lugar había mucha plata a la vista y no fue tocada por el asesino. Y era cierto: habia 800.000 pesos en efectivo y un Rolex de oro quedaron en la casa.
Se dijo que entró por los techos, algo que un alcohólico mal alimentado como "Pacha" no podía haber hecho sin ayuda.
El hombre declaró que al salir de la casa apagó las luces, pero los padres de Silvia las habían encontrado encendidas.
Un detalle que los Ciccone hicieron constar como muy importante, fue desatendido por el tribunal. Una brava perra ovejera permaneció tranquila y sin ladrar, ni alterarse por la presencia de un extraño en la casa.


-Es imposible que si la perra no lo conoce, haya estado tranquila, dijo contundente el padre. Todo quedó como una frase perdida al pasar.

Entonces Pérez dijo que se hizo cargo del crimen porque no soportó las torturas a las que -según denunció- lo sometió la Policía.

Entre la detencion y la llegada a la comisaria, hubo un espacio de tiempo, bastante amplio, que posteriormente, "El Pacha", aseguraria que utilizaron para torturarlo y hacerle saber, lo que debia declarar, al confesarse culpable.

Aquel febrero del ´82, El Pacha deambulaba por la zona de 9 de Julio y Chaco cuando personal de la comisaría cuarta lo detuvo. El oficial Valente y otro uniformado empujaron a Pérez a un Ford Falcon celeste. El auto arrancó y luego de 10 minutos de recorrer la ciudad, llegaron a la zona de 3 de Febrero y Champagnat.

Encapuchalo -ordenó Valente mientras descendía del auto.
Desconcertado calculó que el auto se desplazó unos 30 minutos más. Después escuchó la apertura de una especie de tranquera. Allí lo bajaron.
Lo siguiente: desnudo sobre el asiento de un automóvil dentro de una especie de galpón, y el tormento. Con un cable atado a su muñeca, sus captores comenzaron a pasarle corriente eléctrica por el cuerpo, sobre todo en los genitales.

Me pusieron en la parrilla y me dieron máquina no sé cuantas horas -dirá Pérez años después, otra vez en libertad- Yo era un ciruja. No era nadie. En esas condiciones uno confiesa hasta el asesinato de Aramburu.

Pérez ya sabía todo lo que tenía que decir. Él era el culpable de haber asesinado brutalmente a Silvia Cicconi, también de violarla.

Acordate lo que tenés que decir cuando venga el juez– le dijo el comisario Franco.

El 20 de febrero, "El Pacha", ante la mirada de la policía y funcionarios judiciales, reconstruyó lo que supuestamente había hecho aquella noche fatídica. “Se lo vio escalar como un gato”, decían las crónicas de época sobre la supuesta destreza del imputado para subirse a los techos de la casa. También, en esa reconstrucción, el juez Bernardo Fissore entendió que "El Pacha había" estado en ese lugar en otra oportunidad. Sus movimientos seguros y veloces para desplazarse por la vivienda lo inculpaban.

Pero esa reconstrucción para Pérez, sería lapidaria. Dicen que cuando ingresó al lugar donde supuestamente había asesinado a la joven, dijo: “Los muebles no estaban en esta posición”. Efectivamente, la familia Cicconi había movido los muebles como para fingir una normalidad aparente ante la ausencia de su hija.
"El Pacha", también, nombró a sus supuestos cómplices. Rivero y Domínguez, dos vagabundos que solían acompañar a Pérez en su vida callejera. Incluso, en la reconstrucción habría dicho que él no mató a Silvia, que sólo había entrado para tomar vino. Sin embargo, a pesar de que uno de ellos paso unas horas preso, en nuevas declaraciones, "El Pacha" se desdecía y volvía a proponerse como único asesino.

Antonio Raúl Cuence se hizo cargo de su defensa y ejecuto una excelente tarea, apuntada a las torturas a las que habia sido objeto su defendido, para que se declare culpable del homicidio de Silvia Cicconi. Cuence, pudo probar la inocencia de Perez en varias oportunidades, señalando la cantidad de incoherencias y contradicciones que habia en la causa, hasta llego a solicitar, la recusacion del juez Fissore.
Lo mas insolito fue demostrar que los movimientos del homicida, señalado por la parte acusadora, serian imposibles para una persona con el estado fisico de El Pacha.

Finalmente, se llego a un juicio que muchos caratularon de ridiculo, por la cantidad de disparates que se expusieron desde la participacion de una vidente, hasta la explicacion de los movimientos felinos de Perez, para entrar y salir de la vivienda. Fernando Saturnino Perez, se canso de repetir que la policia lo habia torturado, incluso, cito lugares, nombres y apellidos. Sin embargo, su destino ya estaba sellado.
Absolutamente nadie creia que él era el homicida, solamente el juez.


Juicio


Adela de Ciccone esperó de pie, hasta sentarse en un estrecho pasillo frente a frente con Fernando Saturnino Pérez, el vagabundo que supuestamente había asesinado a su hija.


-Me picanearon y me dijeron que tenía que firmar la declaración… le dijo a
la mujer agregando..
Usted sabe que yo no maté a la Silvita.

Fernando Saturnino Pérez, alias "El Pacha" fue condenado el 24 de mayo de 1984 a prisión perpetua por el juez Bernardo Fissore.

Tras 14 años en la cárcel de Batán, por una conmutación de pena decretada por Eduardo Duhalde le dieron la libertad condicional.
La gestiones de un sacerdote para que el vagabundo volviera saliera de prisión fueron escuchadas y se le conmutó la pena. Así fue beneficiado con la libertad condicional. Su excelente conducta dentro del Penal fue un elemento determinante para tomar la decisión. En su periodo preso, "El Pacha" aprendió a leer y a escribir, además de abandonar, transitoriamente, el alcohol.
Estamos muy contentos de que "El Pacha" haya salido en libertad, porque es inocente” Diria la familia de Silvia

Falleció el 6 de Marzo de 2000, a los 67 años, por problemas pulmonares.


La familia Cicconi nunca creyó la versión de la justicia. Siempre supieron que condenaban a un inocente.
Desde que Pérez salió de la cárcel hasta que murió, Adela, la mamá de Silvia,  le llevaba comida todos los dias al hombre que "encontraron culpable"

"El Pacha es una buena persona y sabemos que él no tuvo nada que ver, que pagó la culpa de otro. Todo lo que sufrió, jamás lo mereció", declaró.




Después del juicio

Los medios recordando el caso


32 años después del asesinato de Silvia. Adela Constantitini de Cicconi, adoptó una niña llamada Daniela, de quien se aferra y dice: “Gracias a ella sigo viviendo”. Insistió tanto en la inocencia de "El Pacha" y sostiene que sabe quien mató a su hija.





En una entrevista declaró:



–¿Qué pasó aquella noche?

–Esa noche hubo cosas raras. Mi suegra siempre se quedaba en mi casa cuando yo salía, no la dejábamos nunca a Silvia sola. Esa noche yo no pensaba salir, pero como estábamos festejando un cumpleaños me insistieron. Ana María, la hermana de Pablo, como sus padres habían viajado a Buenos Aires, se quedaba a dormir en casa. Ella me dijo “si vos no venís al café, yo no voy”. Hacía diez días que habíamos abierto el café. Entonces le dije que vayamos un ratito. Eso hicimos. Ni siquiera le avisé a Silvia que me iba. Ella estaba dormida, entré a la habitación la vi dormida, la tapé, apagué todas las luces. Cerré todo. Y ahí, yo creo, que encerré a alguien adentro.

–¿Al asesino?

–Por lo menos a uno. La ventana del lavadero, por donde después dijeron que entró "El Pacha", se abría para afuera. La encontramos rota de adentro para afuera. No la podían haber abierto desde afuera para entrar. La falleba había quedado dura, porque la habíamos pintado. Se ve que no la pudieron abrir. Y por eso la rompieron. Yo siempre pensé que dejé a alguien encerrado cuando me fui para el café. Por lo menos una persona, porque, otra cosa que pienso es que ahí no actuó uno solo.

–Entonces, salen para el café y ¿qué pasa cuando vuelven?

–Nos quedamos un ratito. Rubén nos lleva a casa a mí y a Ana María. Nos deja en la puerta. Cuando entro al pasillo, veo la cortina de la ventana del lavadero que flameaba para el lado de afuera. Ahí me asusté, pensé que habían entrado ladrones. Cuando entro a la habitación empecé a los gritos. Rubén se había ido, pero llegó a la esquina y volvió, marcha atrás en el auto, para ver si habíamos entrado bien. Entonces escuchó mis gritos. Cuando entró se encontró con lo que había pasado y le dije que llamara a mi hermano, que es médico. Lo llamamos a él y a la policía. No hicimos más que llamar que enseguida la policía llegó a casa. ¿Cómo fue posible que en dos segundos la policía estuviera en casa? Esa es otra de las preguntas que me hago.

–¿Faltaba algo?

–Estaban revueltos solo los libros de Silvia. Estaban todos tirados en el piso. Y las carteritas de ella dadas vueltas. También las cajitas de música. Estaba todo eso dado vuelta. Como si buscaran algo. Pero no faltó nada.

–¿Qué podían buscar?

–Después de mucho tiempo, un día hablando con mi suegra, ella recordó que alguien la llamaba a Silvia y le pedía algo, como que tenía que devolverle algo. Yo no puedo decir el nombre de la persona. Él entraba y salía de la comisaría. Incluso lo habían detenido con drogas.

–¿Cree que a Silvia la mataron por algún tema vinculado a la droga?

–Para mí sí. Silvia algo le encontró a ese chico. Anotaciones de personas bravas. Entonces, tenían que desaparecerla porque comprometía a todos. En casa no faltó nada. Había plata, alhajas, de todo. Pero no faltó nada. Los libros de ella estaban revueltos. Otra cosa, "El Pacha" ¿Qué necesitaba buscar en los libros de Silvia? Una persona que no sabía leer ¿Qué buscaba? Esto se lo dije mil veces al juez y a la fiscal. ¿Qué podía buscar entre los libros de Silvia?, porque todo lo que estaba revuelto eran los libros y las carteras de ella. Buscaban algo. Silvia tenía algo anotado. Ella tenía algo que comprometía a alguien.

–¿Qué relación tenía Silvia con esta persona?

–Habían sido novios. Ella lo había dejado, supuestamente, por eso. A mí no me gustaba que ella saliera con ese chico, pero ella le tenía lástima. En un momento ella se ve que le encontró algo, y dijo “lo dejo, termino con él” y ahí empezamos con todos los problemas.

–¿Antes del crimen tuvieron alguna otra situación violenta con él?

–El día del cumpleaños de Silvia –ella cumplía el 1 de abril– vino a casa y le trajo una orquídea y un reloj Cartier. Silvia le dijo que no lo quería, que no le hacía falta. Él se fue muy enojado de casa. Al salir se lo cruzó a Pablo Mazzei –que ya estaba saliendo con Silvia– entonces, cuando este chico lo vio me dijo a mi: “ya me las vas a pagar”. Un tiempo después, tuvo una pelea en la puerta con Pablo Mazzei. Después, en junio, mi cuñada estaba en la puerta del Santa Cecilia esperando a sus hijas y la ve a Silvia salir y que estaba este chico esperándola. La agarró de un brazo y como que le quería pegar. Ahí él le dijo que quería que le devolviera el reloj. Silvia le dijo que se lo iba a llevar a la tarde. Silvia no contó nada, pero mi cuñada me avisó lo que había pasado. Yo le conté a Rubén, y le dije que hablara con Silvia. Ella primero le dijo que no pasaba nada, pero después le dijo que tenía que llevarle el reloj a este chico. Rubén la llevó. Silvia le tocó el timbre, él abrió, la agarró de un brazo y la metió para adentro. Entonces Rubén apareció y le dijo “esperá un poquito, que acá estoy yo”. Él no había visto que Rubén la había llevado. Cuando lo vio se puso loco. Rubén le dio el reloj y le dijo que no se acercara más a Silvia. Todas estas cosas pasaron unos meses antes de que mataran a Silvia. Después nunca más lo volvimos a ver.

–¿Ustedes denunciaron a esta persona?

–Un montón de veces. Además toda Mar del Plata lo apuntaba a él.

–¿Y qué pasó con la investigación?

– Desde la habitación de Silvia hasta 1 de Mayo había un camino de gotas de sangre, como que se hubieran cortado. Había un toldo en una tiendita, al lado de mi casa, con una marca de sangre como si hubieran pasado la mano. Le llevamos el toldo al juez. Nunca se investigó. Nunca. A mí me decían que yo no podía concebir que a mi hija la había matado un linyera. Al principio me investigaban a mí. Decían que yo había matado a mi hija. Porque como le había sacado el cuchillo y las huellas mías estaban en el cuchillo. La policía me interrogaba todo el tiempo. Me llevaban a videntes. Eso era todo para distraerme.


Raúl Alberto Mingini, era el novio anterior de Silvia. Tenia 19 años en aquel entonces y no había quedado bien desde que Silvia decidió terminar la relación.
Fue visto como el principal sospechoso, debido a los antecedentes de violencia, pero, cosa rara, la investigación, no encontró pruebas en su contra. Curiosamente, años después enfrentaría varios problemas con la justica por diferentes motivos que lo llevaron a  pasar breves periodos en la cárcel.

Raúl Alberto Mingini



¿Mala investigación? ¿Mano negra? No se sabe.
Los Ciccone jamás creyeron en la versión oficial y en cambio sostuvieron que el enigmático crimen de su hija, tuvo un importante personaje, que la Policía escondió grotescamente en las sombras de las pruebas.




A mas de 35 años del crimen, jamás hubo respuesta.


Filmografía

Caso Ciconni en "Cámara del Crimen"



Bibliografía

¿Quién Degolló A Silvia Cicconi? - Enrique Sdrech



8 comentarios:

  1. Unknown dijo...

    Muchas gracias x la publicación. Silvia siempre esta presente

  2. Unknown dijo...

    Recuerdo el caso. Volví a leer la nota se investigo mal y no se resguardo la evidencia. Si no faltaba el dinero ni nada d valor Xq revolver los libros?

  3. Unknown dijo...

    Si.recien hoy 6.57 am.20 de septiembre de 2020 viendo el programa cámara del crimen el caso..la clave en todo esto es la des prolijidad del caso .el peritaje hecho a drede o por ineficacia. Que lo dudo .en Argentina y en esas épocas de gobierno militar época de galtieri. Era mas difícil y mas fácil que se tapara o encubriera a una persona de poder

  4. Unknown dijo...

    Lo defino en una palabra CORRUPCIÓN

  5. Unknown dijo...

    PORQUE ? PORQUE SILVIA NO
    ENT
    REGO LO QUE VENIAN A BUSCAR ?

  6. Unknown dijo...

    PORQUE SILVIA NO LE DAN LO QUE BUSCABAN ASI NO LA MATAN ? PORQUE CREEN LA GENTE DE SU EDAD ? SUS COMPAÑEROS DE LA ESCUELA , SUS PROFESORES , SUS VECINOS . PORQUE SI LA VAN A MATAR SILVIA NO LE DA LA PRUEBA QUE TENIA ?

  7. Unknown dijo...

    SUS FAMILIARES , PRIMOS , TIOS ,AMIGOS,CLIENTES NADIE DIJO EN ESTOS AÑOS COMO SE LLAMA EL ASESINO . PORQUE ?

  8. Unknown dijo...

    TANTOS CLIENTES Y VECINOS Y EN LOS AÑOS Q PASO NADIE DIJO LA VERDAD . PORQUE ?

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