Gloria Fernández e Irma Beatriz Girón: "Las primas de la bañera"

Un caso que supo ser noticia por varios días en aquel entonces. Parecía un misterio inquietante sin solución.



Todo ocurrió el 16 de abril de 1989 en un departamento en Melo 3.354, en la localidad de Florida, partido de Vicente López, cuando los vecinos de ese departamento percibieron un olor nauseabundo, se asustaron y llamaron a la Policía. Tuvieron que derribar la puerta.

La escena era propia de una película de terror: dos mujeres yacían muertas en el interior de la bañadera, enfrentadas en esquinas opuestas, como si estuvieran observándose. Había abundante fauna cadavérica y por el grado de descomposición que presentaban, los médicos forenses estimaban que habían muerto hacia por lo menos dos meses. Pero lo mas inquietante es que fueron vistas hacía solo 48 hs.

Las victimas

Irma Beatriz Girón (21) y Gloria Fernández (15), eran primas. Irma vivía sola en el mismo departamento que alquilaba. Se sabe que una noche de abril de 1989, las primas se juntaron en la casa de Irma para trabajar: habían comenzado un pequeño emprendimiento de arreglos florales y tenían una entrega para la mañana siguiente.


El misterio


La dueña del inmueble aseguró que su inquilina, Irma, había tocado a su puerta para pedirle el teléfono. Su prima se sentía mal y querían llamar a una ambulancia. En el hospital de Vicente López, desde donde salió la ambulancia que asistió a Gloria hacía pocos días, comentaron que acudieron a un llamado por un cuadro febril leve que atendieron sin mayor gravedad. Se supo que un doctor fue hasta la vivienda y le recetó un potente analgésico, poco después se marchó (Gloria alcanzó a tomar dos comprimidos, según descubrirían los peritos.)

Sin dudarlo la policía indago de inmediato al medico que había atendido una de las victimas.  En su declaración Adolfo Bresciani dijo que no había notado nada raro en el lugar cuando acudió para atender a la paciente.


La investigación

El juez Raúl Casal, titular del juzgado de Instrucción Penal 2 de San Isidro, se hizo cargo de la compleja investigación.

Los cuerpos fueron conservados por varios días en frío para poder realizar las autopsias. Los primeros peritos se apresuraron en descartar la muerte por inhalación de monóxido de carbono. También la primera autopsia arrojó más dudas que certezas: se desconocía las causales de muerte, no presentaban lesiones de ningún tipo; no fallecieron sofocadas ni por descarga eléctrica; no sufrían ninguna enfermedad; ni siquiera habían sido ahogadas, drogadas o violadas. Y lo más enigmático: no había una explicación coherente por el avanzado estado de descomposición de los cadáveres.

La investigación se hizo más exhaustiva a medida que los días avanzaban: se investigó el entorno de las víctimas, se teorizó sobre la posibilidad de que ambas fueran lesbianas y que quizás esto fuera un pacto suicida, se pensó a cerca de un ritual macabro, se analizó si las víctimas tenían enemigos, si estaban vinculadas a las drogas y esto era un ajuste de cuentas. Pero nada lograba aclarar el panorama.

Para agregar misterio a la historia, el juez Casal diez días después volvió a la casa de la calle Melo para realizar una inspección. Para su sorpresa, pese a que la bañadera había sido drenada, lavada y desinfectada, al ingresar se encontró con más agua y, nuevamente, fauna cadavérica . El juez, en una entrevista a un canal de televisión, comentó: "la bañadera estaba hasta la mitad, de nuevo llena, con toda la fauna cadavérica reposando como si nada. Imagínese mi sorpresa". El horror se hizo presente una vez mas.

Se convoco a los mejores peritos y hasta un técnico de la entonces Obras Sanitarias quien opino que algo debía haber obstruido la cañería y que una pequeña gotera la había llenado nuevamente. En cuanto a los gusanos un especialista arriesgo que debía ser fauna cadavérica resistente que había quedado oculta. Nada de todo esto pudo ser probado.


Si bien el por entonces subcomisario Raúl Torre, uno de los peritos más importantes de la Argentina, ya aseguraba sus sospechas sobre una intoxicación con monóxido de carbono, los elementos que manejaba el juez no estaban en línea con esa hipótesis. Es más, lo había descartado. Además, los investigadores tenían otro enigma más importante: ¿Por qué los cuerpos se habían descompuesto tan rápido?


Una teoría posible

Pese a que la investigación estaba en la órbita provincial, el juez Casal había recibido una información de un médico de Homicidios de la Policía Federal, de apellido Barrio Canal, que le aportaba un dato novelesco: existía una serpiente llamada Mamba Negra (originaria de África) que tenía una toxina letal que aceleraba a seis horas el proceso de descomposición de los cuerpos.

La Mamba Negra vive en las colinas rocosas del sur y el este de África. Puede llegar a medir casi 4 metros y es considerada la serpiente más veloz del mundo. Su nombre no es por la piel, pues es de color verde oliva o gris, sino porque cuando está por atacar abre la boca, mostrando el negro azulado del interior. Dos gotas de su veneno puede matar a un adulto en cuestión de segundos.

Serpiente Mamba negra

La pregunta era, ¿Quien podía tener acceso a tan exótica especie?

Los investigadores buscaron información en el entorno de las víctimas. Fue así que habían llegado a un hombre que trabajaba en una veterinaria en San Martín (que actualmente aún posee) y que había sido novio de Irma. Este hombre ya había declarado, comentando que la había visto 48 horas antes, sin notar nada extraño.

Los investigadores recordaron que en la veterinaria vendían mascotas y habían visto serpientes. En rigor, lo único que encontraron fueron dos culebras verdes. Pero, ¿por qué no tendría una Mamba Negra africana, a la que le pudo haber extraído la toxina para matar a las dos jóvenes por un conflicto sentimental? Al juez le gustó la hipótesis y ordenó la captura del veterinario. Pero, para darle mayor intriga a este caso, el susodicho permaneció prófugo por algunos días.

Hubo muchas hipótesis; desde accidente hasta asesinato. También se dijo que los corazones de ambas victimas fueron robados (cosa que negaron). Tenía muchos nombres, desde "Las primeras de la bañera" hasta "el crimen de la bañera". El caso parecía ir por callejones sin salida y jamás saber que pasó.


Fin del misterio

El juez Casal le requirió colaboración al forense más prestigioso de la Argentina, el doctor Osvaldo Raffo, quien de inmediato fue a la casa, analizó la causa y pidió hacer una nueva autopsia, la que llevó a cabo días después en La Plata.

El resultado: intoxicación con monóxido de carbono.

"Al hacer la autopsia encontré que había carboxihemoglobina en ambos cuerpos" declaró.

"La menor estaba totalmente desnuda porque seguramente se estaba haciendo baños de vapor, mientras que la otra joven vestía algunas ropas porque posiblemente fue a ayudar a su prima y también encontró la muerte", contó Raffo. Ese día, de acuerdo a la reconstrucción que pudo hacer, en el baño la temperatura alcanzaba los 33 grados, con alta concentración de humedad, lo que generó la acelerada descomposición de los cadáveres.

Por último, la intriga de la bañera que se había llenado nuevamente con agua y había surgido más fauna cadavérica también tenía una explicación lógica: el desagüe se había tapado con algunos restos y el grifo tenía una muy pequeña y casi imperceptible pérdida.

La casa actualmente

Parecía ser un gran misterio que tenía al país como loco, pero solo se trató de un accidente doméstico.

El expediente fue cerrado definitivamente.

[fuente de algunas imagenes: sjfiles.wordpress.com]