Un crimen tan atroz como inaudito
Era la una de la madrugada del 3 de junio de 1990. Maximiliano Albanese de 17 años estaba sentado con otros dos amigos en el cordón de la vereda esperando entrar a un baile en el Centro de Estudiantes de Chubut, en las calles 3 y 48 de La Plata. Sin que se dieran cuenta, tres hombres se les acercaron. Uno tenia un arma en la mano. “Vení flaco, somos policías” le dijo a Maximiliano mientras le apuntaba. Ninguno discutió la orden. El que tenía el arma leyó el nombre de Maxi en su documento. La lectura lo trastornó. El hombre del arma lo agarró del cuello y lo alejó. Fue entonces que los amigos intentaron pararlos, pero el chico se dio vuelta y los frenó: "No pasa nada, tengo permiso de mis viejos para venir a la fiesta", les dijo.
Lo que sucedió después figura en el expediente judicial como parte del relato de uno de los testigos. El policía lo llevó casi 80 metros dándole patadas y trompadas. Al llegar a la puerta del viejo hotel Imperio le pegó de frente y el chico cayó de rodillas. Le apuntó a la cabeza y disparó. Luego subió a un taxi y escapó con sus cómplices
Maximiliano Albanese murió a las dos horas en un hospital de La Plata.
Tres horas después del crimen, la policia llegó hasta su casa. El abrió la puerta y se entregó sin resistencia. En la casa estaba su arma reglamentaria, todavía con olor a pólvora. El detenido era Héctor Oscar Ferrero un policía de la 3ra. de Beriso. Los otros dos eran Fabio Nievas y Carlos Navarro. No eran policías.
Héctor Oscar Ferrero, el asesino |
Héctor Ferrero y los otros dos hombres, Fabio Nievas y Carlos Navarro, estuvieron presos siete meses y luego fueron liberados. Los dos últimos terminaron sobreseídos por falta de pruebas, pero el presunto autor del asesinato fue beneficiado con una excarcelación.
En marzo de 1991, por un hábeas corpus presentado por la defensa, la Sala I de la Cámara de Apelaciones de La Plata tomó la decisión que benefició a los dos cómplices. También resolvió recaratular la causa de "homicidio" a "homicidio culposo" (por imprudencia). Esta decisión se tomó a partir de los informes del abogado de Ferrero, en los que alegó "inexperiencia para manejar armas" de su detenido y "un defecto" en el gatillo de su pistola 9 milímetros. En ese momento, la única información sobre la trayectoria policial del acusado detallaba que el 3 de mayo de 1990 se había incorporado a la comisaría 3ª de Berisso y que ese mismo día le habían entregado el arma reglamentaria. En esos datos se sostuvo el pedido de excarcelación de la defensa.
El homicidio, afirmó, fue sin querer, por imprudencia. La Cámara de La Plata aceptó estos argumentos y lo excarceló. Esa Cámara no tomó en cuenta que Ferrero había entrado a la Policía bonaerense el 6 de julio de 1987, es decir era un veterano en el manejo de armas, y además, antes de entrar a la policía, fue soldado de la Armada de enero de 1982 hasta enero de 1985.
Se agregó entonces la declaración del encargado del control de las armas de la comisaría 3ra de Beriso, que dijo que el arma de Ferrero había sido revisada un mes antes del crimen y funcionaba perfectamente, sin problema alguno en el gatillo.
Dos meses después, ante la declaración de nuevos testigos que estuvieron en la escena del crimen, el fiscal pidió el cambio de calificación de la causa como "homicidio agravado por alevosía". Un juez aceptó el pedido y libró la captura de Ferrero. La mañana del 3 de mayo la Policía fue a la casa de Ferrero pero ya no lo encontró. "Se fue a vivir a Tucumán", les informó la madre. Desde ese día está prófugo de la Justicia.
Diez años más tarde, en setiembre de 2000, después de haber pasado por dos jueces y de resistir pedidos de prescripción, la causa cayó en el Juzgado de Transición Nº 3, a cargo de Isabel Martiarena. Le llegó caratulada como "homicidio culposo" y Martiarena lo cambió nuevamente a "agravado por alevosía".
Al pedir la foja de servicio de Ferrero, que no estaba incorporada a la causa hasta ese momento, la jueza encontró una serie de datos que contradecían los argumentos por los cuales había sido liberado. Pero tambien encontró algo llamativo...
En una de esas noches de guardia, Ferrero estaba a cargo de la puerta de la Escuela de Mecánica de la Armada. Otro compañero, con autorización de sus superiores, salió rumbo a su casa. Ferrero le gritó el alto y le apuntó. Según consta en el acta disciplinaria, el denunciante, Marcelo Cordino, escuchó el cerrojo del fusil y paró de caminar. A ese incidente se le suma una amenaza contra otro compañero al que intentó electrocutar.
En el final del informe disciplinario, la jueza Martiarena se encontró con una nueva sorpresa: a partir de esos relatos ( y con un legajo disciplinario pésimo) se pidió la baja de Ferrero y quien la firmaba era un capitán de la Armada llamado Ricardo Albanese. El mismo apellido que la víctima, aunque no tenía absolutamente nada que ver con Maximiliano.
"Ese nuevo dato sirve para tratar de entender cuál fue el disparador de un ataque sin ningún motivo. Porque según los testigos, después de que leyó el apellido de la víctima en la constancia del documento, Ferrero agarró al chico, lo golpeó salvajemente y luego lo mató", explica su hipótesis la jueza.
Ferrero creyó que Maximiliano era familiar del capitán y emprendió una venganza contra una persona equivocada
En los últimos cinco años se libraron órdenes de captura para dentro y fuera del país. Incluso, ante la información de que el acusado estaba en Misiones, cerca del límite con Brasil, la Policía lo fue a buscar pero nunca lo encontró. Los investigadores sospechan que alguien le avisó que iban por él.
"Es una persona que sabe cómo son los procedimientos. Por lo tanto sabe qué errores no tiene que cometer para mantenerse en la clandestinidad", sugiere la jueza Martiarena.
Una llamada que lo cambió todo
Habian pasado 15 años del crimen. Todavía no eran las nueve de la noche de aque 27 de marzo de 2006 cuando en la casa de los Albanese sonó tres veces el teléfono
-¿Con la mamá de Maxi?
-Si, ella habla
-Hace quince años que quería hablar con usted…
-Hace quince años que quería hablar con usted…
-¿Quién es?
-Lamento mucho haberle arruinado la vida. Ahora sé lo que es tener hijos y no me imagino cómo sería vivir sin ellos.
-¿Pero quién habla?
-Por favor, no me pare, que me cuesta… Le quería decir algunas cosas que tenía atragantadas hace mucho tiempo…
-¿Pero quién habla?
-Por favor, no me pare, que me cuesta… Le quería decir algunas cosas que tenía atragantadas hace mucho tiempo…
Hubo un largo silencio
-Lo taparon todo… El abogado que defendía a Ferrero pidió más plata para que fuera limado el gatillo del arma de Ferrero. Así fue que en las pericias salió que esa arma se había disparado en el forcejeo.
-¿Por qué… Por qué ahora…?
-Porque no aguanto más. Le pido perdón… Quiero que Ferrero se pudra en la cárcel.
El que llamó esa noche a la madre del chico fue, según los investigadores, una de las personas involucradas en el asesinato.
"Me shockeó. No pude casi hablarle. Escuchaba lo que me decía y las lágrimas me caían solas. En cada frase me tiraba un dato preciso de cómo habían matado a Maxi y de cómo también habían encubierto el crimen" decia Alicia, la madre de Maxi. "Como todo el día me estuvo llamando gente por la nota, al principio pensé que era alguien que quería molestar. Pero me dio detalles que muy pocos saben: las cosas que tenía mi hijo en la billetera o cómo fue que lo llevaron hasta que le dispararon"
En la charla, la voz le dijo a Alicia que Ferrero estaba en el extranjero y le dio los nombres de las personas con las cuales se comunicaba en la Argentina. Para la mamá de Maxi quien le habló en 2006 estuvo en la escena del crimen. Para ella fue Nievas o Navarro.
"Creemos que uno de los dos fue el que llamó a Alicia. Hay ciertos detalles que sólo los saben los que estuvieron en la escena del crimen. Es posible que uno se haya quebrado y al leer su nombre en el diario ese día decidió hacer algo que le daba vueltas en la cabeza desde hace unos años", explicaron en el Centro de Protección de los Derechos de la Víctima, que asisten judicialmente a la familia.
Se hicieron escuchas para localizar a Ferrero. Y lo encontraron, estaba en Brasil.
Sin justicia
Sin embargo, fuentes judiciales explicaron que se dictó la prescripción. Así lo entendió la Sala I de la Cámara Penal, integrada por los jueces Luis Soria, Ricardo Szelagowski y Sergio Almeida, quienes sobre esa base también revocaron la orden de detención contra el ex policía.
En esta investigación, Isabel Martiarena, concluyó hace tres años, a partir de nuevos elementos probatorios, que la muerte del joven de 17 años no ocurrió como consecuencia de un disparo accidental, sino que el ex policía tuvo "la intención de asesinarlo".
Para la magistrada, en la noche del 3 de junio de 1990, Albanese "fue conducido forzosamente a 80 metros del Centro de Estudiantes de Chubut y "golpeado mientras era llevado al lugar donde murió"
De acuerdo con los testimonios obtenidos en la causa, el ex policía "actuó con total alevosía", golpeó primero a Albanese, lo llevó hasta la puerta del hotel "Imperio" -ubicado a 80 metros de ese centro de estudiantes-, extrajo el arma y le efectuó un disparo en la nuca que le provocó la muerte, según se desprende de la resolución judicial.
En el fallo, la magistrada desvirtuó lo declarado en la causa por el imputado, quien había argumentado que su arma se disparó accidentalmente al golpear contra el cuerpo del joven.
Ferrero quedó libre y el crimen impune. Otro caso mas del mal accionar de la justicia Argentina.
Alicia y Lalo Albanese le escribieron a su hijo: “Un monstruo te quitó la vida, pero Dios se encargará de él. El amor que sembraste en esta vida nadie podrá matarlo jamás. Te amamos cada día más y estás vivo en cada uno de nosotros”.
Filmografía
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