“Váyanse, esto no es real”, “¡Sal Satanás!” “Mamita, mamita, ahora papito se va a volver bueno”
Juan Carlos Vázquez tenía 50 años, y era viudo hacía 7. En 1993, cuando Aurora Gamarra murió tras atravesar un cuadro agudo de diabetes, él y sus dos hijas decidieron mudarse al barrio porteño de Saavedra. Así, Juan Carlos estaría más cerca de su trabajo en la ferretería y las chicas, de la facultad. Pero tras la pérdida de la madre, las hermanas comenzaron a alejarse. Gabriela, abandonó a su novio, comenzó a salir de noche y a consumir drogas. Silvina empezó a tener miedo, sentir voces, ruidos extraños y olor a muerto en la vivienda familiar.
La menor de las hermanas se acercó al Centro Alquímico Transmutar, presenció los cursos esotéricos y le creyó a su director, Sergio Etcheverry, cuando le dijo que para recuperar la calma debía realizar un ritual que extirpara el enigma que escondía la casa.
Silvina, la menor de las hermanas, en una imagen que conservaba una de sus amigas. |
El rito
Durante la noche del 26 y la madrugada del 27 de marzo de 2000, Silvina, Gabriela y Juan Carlos estuvieron juntos en el mismo cuarto de la planta alta leyendo el Salmo 119, bebiendo la pócima y luego vomitándola. Así, hasta el día siguiente.
Seria el final de un rito de purificación.
El alerta
Los vecinos del loft ubicado en la calle Manuel Pedraza 5873, de Saavedra, donde habitaban los Vázquez llamaron a la Policía para quejarse de una serie de gritos, cantos y rezos que surgían del lugar.
Un patrullero de la Comisaría 49 llegó a la casa y cuando los dos policías se asomaron por la ventana del comedor para ver qué sucedía, se encontraron con una escena dantesca.
El horror
Los efectivos tardaron, pero lograron romper la puerta de reja y vidrio y entraron a la planta baja del departamento. Habia sangre en las paredes, en el piso, en los muebles de cocina, sobre los
parlantes, en una botella de whisky y diluida en distintos recipientes. Velas y vasos con agua distribuidos en toda la casa. Excrementos y pis en el corredor. El agua que corría de las canillas y cirios por toda la casa... En un rincón, pelos cortados, pocillos con agua detrás de las puertas, folletos religiosos, una Biblia ensangrentada con versículos subrayados abierta en el salmo 120. Sobre la mesa, un papel que envolvía restos de medialunas y un disco de la Misa Criolla de Ariel Ramírez con la cubierta pringada de huellas dactilares rojas. Sobre un plato de madera, se encontró un almanaque de Transmutar con la imagen de una virgen y un pequeño retrato de una mujer en blanco y negro. Tendido sobre el piso, en un desnivel entre la cocina y el living yacía desnudo el cadáver del padre sobre un charco de sangre y con un su mano derecha se agarraba a la columna de la escalera. A su lado, también desnudas y bañadas en sangre estaban sus hijas.
“Váyanse, esto no es real”, “¡Sal Satanás!” y “mamita, mamita, ahora papito se va a volver bueno”, fueron algunas de las frases que los policías alcanzaron a escuchar de boca de Silvina, quien observaba todo con heridas cortantes en el rostro mientras que su hermana se encontraba acurrucada contra la pared, con sangre en las manos, golpes y cortes en el rostro y el cuello.
La policía llegó en el momento en el que Silvina estaba por atacar a Gabriela y, Por el grado de delirio que padecía, se necesitó la fuerza de dos uniformados para poder quitarle el cuchillo y reducirla.
La policia retira el cuerpo de Vázquez |
La investigación
Los investigadores buscaron el conector principal del asesinato. Entre todos ellos, los mas factibles están sobre: fue una tarea estimulada por una secta satánica, poseían demencia las mujeres o mienten sobre su demencia para escapar de la pena de cárcel.
Los investigadores buscaron el conector principal del asesinato. Entre todos ellos, los mas factibles están sobre: fue una tarea estimulada por una secta satánica, poseían demencia las mujeres o mienten sobre su demencia para escapar de la pena de cárcel.
La autopsia de Vázquez determinó que el ferretero había recibido alrededor de 100 puñaladas, la mayoría de ellas agrupadas en la cabeza y el cuello y que la herida mortal era un puntazo en la arteria carótida. En el abdomen, Vázquez tenía dibujado con cuchillo un círculo que contenía un triángulo y además de los ojos faltaban pedazos de carne de su mejilla izquierda. Los policías aseguraron haber visto a las dos hermanas escupir pedazos de carne que le habrían arrancado a su padre a mordiscones.
Las chicas fueron llevadas al hospital Pirovano. Gabriela tenía heridas en la cara y moretones en el brazo y la pierna izquierda. Silvana, heridas leves en la mano y el muslo derecho.Quedaron en la sala de cirugía de mujeres, en las camas 814 y 815, bajo custodia.
Las crónicas periodísticas del momento hablaron de canibalismo, definieron lo sucedido como un crimen satánico y bautizaron a Silvina y Gabriela Vázquez como las “hermanas satánicas”. Dijeron que el asesinato fue el corolario de un estado psicótico en todo el grupo familiar, que obsesionado con la idea de que el diablo estaba viviendo en la casa, más precisamente habitando el cuerpo de Juan Carlos, decidieron “purificarlo”.
A través de la voz de los vecinos, introdujeron la versión del incesto, ampliaron a la familia el cuadro de disfuncionalidad y especificaron en la figura de Gabriela el origen de los comportamientos depravados. A la mayor de las hermanas fue a quien más se desprestigió y se cuestionó su moralidad: se la vinculó a la prostitución, la promiscuidad y la drogadicción.
Se habló de sectas, de satanismo, de ritos de purificación. Los informadores prefirieron fuentes institucionalizadas a los datos ofrecidos por los vecinos.
Los vecinos de Lomas recuerdan que los Vásquez llegaron del interior del país a principios de los 70. La imagen de Juan Carlos está fresca: un hombre que salía temprano de su casa para ir en bicicleta a trabajar a una bulonería. De las chicas, los recuerdos son más abundantes. Las dos hicieron la primaria justo a la vuelta de su casa. Dos nenas muy normales, muy aplicadas y muy simples. Por lo menos, hasta los últimos meses de vida de su madre.
"De joven, se enojaba porque su marido compraba caramelos en otro lado para las nenas. Más grande, renegaba por la vida de Gabriela. Cada dos por tres, la echaba de la casa y yo la dejaba dormir acá" contó Margarita Fernández, madre de una amiga de Gabriela.
"La más grande la volvía loca. Al final, se murió de un infarto" agregó Lucía Faleti, amiga de Aurora.
"El cambio que provocó esa muerte se notó rápido. Se mudaron a la vuelta, a un departamento de 350 pesos al mes. Se recluyeron. Casi no veían gente. No salían" aseguró Fabiana Menini, amiga de Gabriela.
Silvina, la preferida de papá según sus conocidos, se volvió agresiva hacia su hermana.
"'Por culpa tuya murió mamá'. 'Vos la mataste', le gritaba. La arañaba y la golpeaba", dijo Margarita. "Yo creo que era porque Gabriela se acostaba con el padre. Iba a bailar al boliche Cemento con mi hija. Mi nena se volvía y Gabriela se quedaba en el centro, levantando tipos por plata. En el último tiempo, también dormía con el padre" Agregó.
El último episodio que se recuerda antes del corte más abrupto que tiene la historia: de golpe, en 1997 la familia se fue de Lomas como si escapara de algo. O de alguien. Y nunca volvió.Qué pasó en 1997, nadie lo sabe.
Desde otro punto
Para Martín Abarrategui, perito de parte en la causa, la respuesta es una sola: psicosis. "Este caso es un clásico de la psiquiatría forense. Se conoce como 'folie à deux' , o locura de a dos. La hermana menor, Silvina, una psicótica, atrajo a una neurótica profunda, Gabriela, para cometer el acto"
"Se trató de un caso de violencia genética y cultural. La alucinación, el delirio y el trastorno de conducta vieron su margen para desarrollarse en el ámbito sectario"
"A una persona con ese nivel de psicosis, si se le da la pauta cultural, se le abre el camino para que tenga esos trastornos de conducta"
Durante el avance de la investigación sobre el motivo del asesinato, se estaba evaluando si eran o no consideradas imputadas. En el caso que si lo fueran, podrían estar alrededor de 25 años de cárcel cada una.
Al poco tiempo especialistas, tanto religiosos como psicológicos, prestaron su opinión al respecto de lo que sucedió o "no sucedió" en el hecho. Hubo muchas posturas, entre los psicólogos que alegan que es producto del delirio, o en el caso de los religiosos en donde expertos aseguran que no hubo un caso de posesión demoníaca, pero que otro religioso indica todo lo contrario y asegura que el caso de las hermanas Vázquez fue producto de un demonio, ya que este había sido consultado con anterioridad por la familia sobre como identificar la intromisión de un demonio, antes del fatal hecho.
Al tiempo de que el dueño de la santería, Sergio Etcheverry, sea señalado dentro de la causa no tardo en dar su testimonio y ademas brindo una conferencia de prensa para así intentar representar toda su inocencia.
Asimismo también se hablo sobre las presuntas irregularidades de dicho centro Transmutar con lo que el dueño tuvo que salir a aclarar también esos rumores.
También conocidos de Sergio Etcheverry aseguraron que el no tuvo nada que ver con el asesinato y sobre influenciar sobre hacer el acto fatal y argumentando que "los investigadores no van a lo profundo. Solo se quedan con que Sergio trata sobre lo paranormal".
Juicio
En un dictamen unánime, los psiquiatras Lucio Bellomo, Lidia Cortecci y Martín Abarrategui y las psicólogas María Casiglia y Ana María Cabanillas determinaron que Gabriela, la mayor, padecía un “síndrome pseudoesquizoide con intervalos semilúcidos”. A Silvina le diagnosticaron un cuadro de esquizofrenia peligroso para sí y para terceros, lo que las hizo ser consideradas dementes en sentido jurídico.
Las dos hermanas fueron declaradas inimputables de acuerdo con el artículo 34 del Código Penal.
Después del juicio
Durante un tiempo se las mantuvo en custodia intensiva en el neuropsiquiátrico, para preservar la seguridad de aquellos que la rodean y de ellas mismas. También familiares y conocidos de las hermanas, luego del veredicto final y declararlas inimputables, hablaron sobre el hecho y no pudieron dar crédito de que ellas hayan hecho tremendo acto ya que los consideraba "normales" y que no tenían problemas.
En 2010, trascendió en los medios que Silvina había recibido el alta en 2003 y terminaba sus estudios en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
Sus compañeros de la facultad no daban crédito de lo que escuchaban en los medios y catalogaban a Silvina Vázquez como "re linda y estudiosa" y que no lo pueden creer que haya matado a su padre.
Gabriela pasó seis meses en el Moyano y la justicia la sobreseyó por falta de méritos.
La casa de las hermanas satánicas nunca pudo ser alquilada. Los dueños se ocuparon de limpiar el espantoso cuadro a baldazos de agua con lavandina. Estuvieron cinco días para sacar todas las manchas. Nunca pudieron alquilarla.
Filmografia
Las crónicas periodísticas del momento hablaron de canibalismo, definieron lo sucedido como un crimen satánico y bautizaron a Silvina y Gabriela Vázquez como las “hermanas satánicas”. Dijeron que el asesinato fue el corolario de un estado psicótico en todo el grupo familiar, que obsesionado con la idea de que el diablo estaba viviendo en la casa, más precisamente habitando el cuerpo de Juan Carlos, decidieron “purificarlo”.
Escena del caso en la ficción "Mujeres Asesinas" |
A través de la voz de los vecinos, introdujeron la versión del incesto, ampliaron a la familia el cuadro de disfuncionalidad y especificaron en la figura de Gabriela el origen de los comportamientos depravados. A la mayor de las hermanas fue a quien más se desprestigió y se cuestionó su moralidad: se la vinculó a la prostitución, la promiscuidad y la drogadicción.
Se habló de sectas, de satanismo, de ritos de purificación. Los informadores prefirieron fuentes institucionalizadas a los datos ofrecidos por los vecinos.
Una historia turbia
Los vecinos de Lomas recuerdan que los Vásquez llegaron del interior del país a principios de los 70. La imagen de Juan Carlos está fresca: un hombre que salía temprano de su casa para ir en bicicleta a trabajar a una bulonería. De las chicas, los recuerdos son más abundantes. Las dos hicieron la primaria justo a la vuelta de su casa. Dos nenas muy normales, muy aplicadas y muy simples. Por lo menos, hasta los últimos meses de vida de su madre.
"De joven, se enojaba porque su marido compraba caramelos en otro lado para las nenas. Más grande, renegaba por la vida de Gabriela. Cada dos por tres, la echaba de la casa y yo la dejaba dormir acá" contó Margarita Fernández, madre de una amiga de Gabriela.
"La más grande la volvía loca. Al final, se murió de un infarto" agregó Lucía Faleti, amiga de Aurora.
"El cambio que provocó esa muerte se notó rápido. Se mudaron a la vuelta, a un departamento de 350 pesos al mes. Se recluyeron. Casi no veían gente. No salían" aseguró Fabiana Menini, amiga de Gabriela.
Silvina, la preferida de papá según sus conocidos, se volvió agresiva hacia su hermana.
"'Por culpa tuya murió mamá'. 'Vos la mataste', le gritaba. La arañaba y la golpeaba", dijo Margarita. "Yo creo que era porque Gabriela se acostaba con el padre. Iba a bailar al boliche Cemento con mi hija. Mi nena se volvía y Gabriela se quedaba en el centro, levantando tipos por plata. En el último tiempo, también dormía con el padre" Agregó.
El último episodio que se recuerda antes del corte más abrupto que tiene la historia: de golpe, en 1997 la familia se fue de Lomas como si escapara de algo. O de alguien. Y nunca volvió.Qué pasó en 1997, nadie lo sabe.
Desde otro punto
Para Martín Abarrategui, perito de parte en la causa, la respuesta es una sola: psicosis. "Este caso es un clásico de la psiquiatría forense. Se conoce como 'folie à deux' , o locura de a dos. La hermana menor, Silvina, una psicótica, atrajo a una neurótica profunda, Gabriela, para cometer el acto"
"Se trató de un caso de violencia genética y cultural. La alucinación, el delirio y el trastorno de conducta vieron su margen para desarrollarse en el ámbito sectario"
"A una persona con ese nivel de psicosis, si se le da la pauta cultural, se le abre el camino para que tenga esos trastornos de conducta"
Durante el avance de la investigación sobre el motivo del asesinato, se estaba evaluando si eran o no consideradas imputadas. En el caso que si lo fueran, podrían estar alrededor de 25 años de cárcel cada una.
Al poco tiempo especialistas, tanto religiosos como psicológicos, prestaron su opinión al respecto de lo que sucedió o "no sucedió" en el hecho. Hubo muchas posturas, entre los psicólogos que alegan que es producto del delirio, o en el caso de los religiosos en donde expertos aseguran que no hubo un caso de posesión demoníaca, pero que otro religioso indica todo lo contrario y asegura que el caso de las hermanas Vázquez fue producto de un demonio, ya que este había sido consultado con anterioridad por la familia sobre como identificar la intromisión de un demonio, antes del fatal hecho.
Al tiempo de que el dueño de la santería, Sergio Etcheverry, sea señalado dentro de la causa no tardo en dar su testimonio y ademas brindo una conferencia de prensa para así intentar representar toda su inocencia.
Asimismo también se hablo sobre las presuntas irregularidades de dicho centro Transmutar con lo que el dueño tuvo que salir a aclarar también esos rumores.
También conocidos de Sergio Etcheverry aseguraron que el no tuvo nada que ver con el asesinato y sobre influenciar sobre hacer el acto fatal y argumentando que "los investigadores no van a lo profundo. Solo se quedan con que Sergio trata sobre lo paranormal".
Juicio
En un dictamen unánime, los psiquiatras Lucio Bellomo, Lidia Cortecci y Martín Abarrategui y las psicólogas María Casiglia y Ana María Cabanillas determinaron que Gabriela, la mayor, padecía un “síndrome pseudoesquizoide con intervalos semilúcidos”. A Silvina le diagnosticaron un cuadro de esquizofrenia peligroso para sí y para terceros, lo que las hizo ser consideradas dementes en sentido jurídico.
Las dos hermanas fueron declaradas inimputables de acuerdo con el artículo 34 del Código Penal.
Después del juicio
Durante un tiempo se las mantuvo en custodia intensiva en el neuropsiquiátrico, para preservar la seguridad de aquellos que la rodean y de ellas mismas. También familiares y conocidos de las hermanas, luego del veredicto final y declararlas inimputables, hablaron sobre el hecho y no pudieron dar crédito de que ellas hayan hecho tremendo acto ya que los consideraba "normales" y que no tenían problemas.
En 2010, trascendió en los medios que Silvina había recibido el alta en 2003 y terminaba sus estudios en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
Sus compañeros de la facultad no daban crédito de lo que escuchaban en los medios y catalogaban a Silvina Vázquez como "re linda y estudiosa" y que no lo pueden creer que haya matado a su padre.
Gabriela pasó seis meses en el Moyano y la justicia la sobreseyó por falta de méritos.
La casa de las hermanas satánicas nunca pudo ser alquilada. Los dueños se ocuparon de limpiar el espantoso cuadro a baldazos de agua con lavandina. Estuvieron cinco días para sacar todas las manchas. Nunca pudieron alquilarla.
Filmografia
Crimen satánico de las Hermanas Vázquez (05-07-2001) - Memoria
El caso en "Mujeres Asesinas"
ME ENCANTARIA SABER QUE FUE DE ELLAS..